Yo como acerrín

Recuerdo que te gustaba caminar bajo la lluvia; decías que estimulaba tu pensamiento, que ayudaba a tener mejores ideas y reflexiones más profundas. Quizás por ello siempre estabas resfriada la mayor parte del tiempo, aunque siempre con algo ingenioso e interesante por comentar.

Recuerdo una noche que desapareciste sin decir nada a nadie, te perdiste por las calles mojadas y caminaste por quién sabe dónde casi por tres horas, hasta que di contigo en la banca del paradero, sentada y tiritando de frío. Permaneciste en silencio todo el camino hasta la casa. Pero una vez allí, te escuché decir una frase que hasta el día de hoy sigue en mi cabeza.

Tal vez descubriste algo que el resto de nosotros ignora. Tal vez eres tan loca como dices serlo. Cualquiera sea la verdad, no estás sola. Y ahora creo entenderte.


Ser diferente no debería implicar vivir en soledad.

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